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Autoconocimiento: Explorando La Culpa

¿Alguna vez has pronunciado o escuchado la frase “me siento culpable”?
¿Has explorado el grado de malestar que genera esta frase en ti?


Con este artículo, te invito a indagar un poco más sobre este sentimiento de
culpa y las sensaciones que a ti te dejan.


El mundo emocional forma parte del ser humano, con unas emociones nos
relacionamos cómodamente y con otras, sin embargo, en ocasiones tenemos
dificultades para regularlas, por ejemplo, en el caso del sentimiento de culpa, en
ocasiones nos sentimos invadidos por este sentimiento, y esta invasión nos
genera angustia, ansiedad, sufrimiento
tanto a nosotros como personas
individuales como a nosotros en nuestras relaciones con el entorno.

¿Cómo surge el sentimiento de culpa?

El sentimiento de culpabilidad se activa como respuesta al quebrantamiento de
una norma moral interna y nos acompaña hasta que conseguimos reestablecer
el equilibrio, es decir una acción que satisfaga las necesidades de la persona y
que a su vez respete las normas morales internas.

¿De qué depende el grado de culpa y el mantenimiento de esta?

El grado de culpabilidad depende de tres factores:

  • El grado de rigidez de las normas morales internas. Estas normas suelen
    ser muy rígidas, absolutistas y generales. Por ejemplo, imagina que una
    de tus normas morales internas es “debes hacer felices a tus padres”
  • Según la capacidad de la persona para comprender el error.
  • Según el tiempo en el que la persona tarde en darse cuenta cual es la
    norma quebrantada y la respuesta que puede dar para equilibrarla.

¿En qué forma se manifiesta el sentimiento de culpa?

Hay diferentes formas de expresar este sentimiento, se puede mostrar desde el
cuerpo físico, mediante sensaciones físicas, dolor en el cuerpo, dolor en la
cabeza o incluso opresión en el pecho, desde lo emocional puedes sentir dolor,
desasosiego, arrepentimiento, agobio, y desde el plano mental puedes
expresarlo en forma de autorreproches o autoacusaciones. Unas veces lo
puedes experimentar de una sola manera y otras de forma simultánea.
Comprender como se manifiesta este sentimiento de culpa y de que factores
depende nos permite poder observar como es nuestra relación con la culpa, y
desde ese lugar, la oportunidad de poder reconocer y facilitar una nueva mirada
que nos permita reconstruir este sentimiento y transformarlo en algo funcional y
sano para nosotros.

¿y tú como lo experimentas?

Imagina una situación reciente en el que hayas experimentado este sentimiento
de culpa, ¿puedes pararte un momento, conectando con tu respiración, y
recordar que pasó?

• Recuerda esa situación

  • ¿Qué pasó?
  • ¿Dónde te sucedió?
  • ¿Qué llevabas puesto?
  • ¿Con quién te sucedió?
  • ¿Qué norma moral interna incumpliste?
  • ¿Cómo te hizo sentir?
  • ¿Cómo se manifestó? ¿fue a través del cuerpo, de las emociones, o en el
    plano mental, o quizás fue de forma simultanea?
  • ¿Te gustaría poder reequilibrar la situación?
    Pues vamos a seguir un poquito más en esta exploración.

¿Cómo cambiar una norma moral interna?

Imagina el sentimiento de culpa en el caso de la norma moral interna comentada
anteriormente “debes hacer felices a tus padres” aquí se puede observar que es
una norma interna rígida, además tiene un carácter absolutista y se expresa de
forma masiva, es decir esta norma te está indicando que siempre tienes que
hacer felices a tus padres y que además depende de ti.


El antídoto a esta norma sería preguntarte ¿esto realmente es una norma o es
una expresión de un deseo mío?


Conseguir distinguir el deseo, de una norma facilita poder cuestionarte la
realidad y tus posibilidades de contribuir a esta realidad.


Si elaboramos la norma moral interna “debes hacer felices a tus padres”, en
realidad: “Yo deseo que mis padres sean felices, aunque me doy cuenta de que
esa felicidad depende de muchos factores que no están a mi alcance y no
depende única y exclusivamente de mí”.


Por lo tanto, ahora me invito a cambiar la expresión de esta norma por una más
funcional para mí, teniendo en cuenta esa realidad y mis posibilidades para
contribuir en ella, como, por ejemplo: “haré todo lo posible para contribuir a la
felicidad de mis padres y hasta donde ellos puedan experimentarla


La esencia de la norma se mantiene, que es mi inclinación a que mis padres
sean felices, lo que se ha modificado es la forma en la que se expresa. Captar la
esencia y flexibilizar la forma permite comprender la realidad, actualizar y
equilibrar esa norma moral interna y las sensaciones que lo acompañan.

Dialogando con la culpa

Ahora si te encuentras en un momento difícil en el que estas sintiendo culpa te
propongo el siguiente ejercicio:

  • Busca un lugar cómodo para estar en contacto contigo.
  • Cierra los ojos
  • Respira
  • Ahora recuerda esa situación, como si estuviera sucediendo aquí y ahora.
  • Recuerda detalles de ella como:
    o ¿Dónde estás?
    o ¿Quién hay contigo?
    o ¿Qué ocurre en ese momento?
    o Concretamente ¿Qué te hace sentir culpa?
    o ¿De qué te acusas?
    o ¿Qué sientes por ti ante lo sucedido?
    o ¿Dónde sientes esa tensión o esa incomodidad?
    o ¿Qué norma moral interna has transgredido?
  • Ahora piensa en una persona a la que menos te gustaría contarle lo que
    te está sucediendo, una persona que piensas que se decepcionaría de ti
    si se entera de lo que ha pasado, con la que sentirías vergüenza, miedo
    a su reacción, si se enterara de lo sucedido ¿La tienes?
    o Imagínala como si estuviera aquí y ahora delante de ti.
    o ¿Qué aspecto tiene? Regístralo en tu imaginación.
    o ¿Cómo va vestido/a?
    o ¿Cómo es la expresión de su cara?
  • Imagina ahora que hablas con esa persona, cuéntale
    o ¿De qué te sientes culpable?
    o Cuéntale cómo te sientes
  • Ahora ponte en el lugar de esa persona, conviértete en ella e imagina
    que eres ella y háblate a ti como si fueras ella:
    o ¿Qué le responderías al oír todo lo que le te ha contado?
    o ¿Cómo te sientes respondiéndole a esa persona que es culpable?
  • Continua ese dialogo un poco más…
    Cuando acabes te invito a escribir en tu diario:
  • ¿Qué has sentido en esta experiencia?
  • ¿De qué te has dado cuenta?…

Ana Belén Segura Zamora
Psicóloga, Terapeuta Gestalt y EMDR.
Referencias Bibliográficas:
Bonet, J. V. (1997). Se amigo de ti mismo. Editorial S. T.: Santander.
Levy, N. (1999). La sabiduría de las emociones. Editorial Sudamericana:
Barcelona.
Mestre Navas, J. M. (2012). La regulación de las emociones. Editorial Pirámide:
Madrid.
Stevens, J. O. (2008). El darse cuenta. Editorial Cuatro Vientos: Chile

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